martes, 14 de enero de 2014

Llegadas

Fue hace cosa de un mes, cuando subimos a un avión desde la belga Charleroi, y los funcionarios del aeropuerto homónimo nos hicieron saber su opinión sobre el reparto de peso en el equipaje facturado, opinión que no compartíamos en absoluto, así que una vez más nos hicieron un poco la puñeta, como viene siendo sana costumbre suya.

El último atardecer.

Un mes, como decía, de que regresamos a las Españas, enfrentándonos a unas felizmente cebadas Navidades, repletas de comilonas, tapeos y copitas, aunque esta vez moderadamente. Aunque lo que yo echaba verdaderamente de menos eran aspectos de la vida hispana que no podía permitirme en Flandes, como por ejemplo, un atardecer después de las cinco de la tarde. Fueron unas navidades de reencuentros con amigos de siempre a los que no veía desde hacía muchísimo tiempo y tampoco faltó una visita a la costa levantina, y a los rocosos espolones de Cabo Cope.

Que no está muerto lo que yace eternamente...

Pero aquí estoy de nuevo. Esta vez más solo que Laguna, escribiendo con dificultad en un traqueteante autobús que me lleva desde el Aeropuerto a la estación de tren. La frialdad de los locales no ha cambiado ni un ápice, sin embargo algo me sorprendió colgando entre cirros dispersos. Un sol dorado, colgando como un jamón en medio de un cielo azul claro. Extraño, sí. Quizás es éste el celebrado Sol de Utrecht, que por ventura viene a despedirse de mis orejas. Sólo que por esta vez soy yo el que hace mutis por el foro, y no él.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Esto va de mal en peor

Las grandes aglomeraciones de gente son un fastidio, es cierto, pero en este siglo nuestro que es el veintiuno, algo las ha empeorado si cabe aún más. Los smartphones. Odioso término para algo tan tonto.
Estos aparatos han revolucionado la manera en que usamos internet hasta el punto de perder el contacto con el mundo que nos rodea. Tuve uno hace tiempo y puedo dar fe de lo que digo, y lo digo porque los sucesos que relataré, también me pasaron a mí.

Situación número uno

Autobús Universitario de la ciudad de Utrecht, ocho de la mañana. Todo el mundo va a clase y el asunto está petado. TODOS tienen la cabeza inclinada hacia la fulgurante pantalla de su smartphone y juegan a juegos de burbujitas o teclean sin parar en una pantalla táctil a una velocidad vertiginosa. Una vez vi a un chaval leyendo Dune, de Frank Herbert, y tuve que contenerme para ir y darle un abrazo.

Situación número dos

Éstos por lo menos no muerden, de
momento.
Vuestras mereces saben que yo voy de un lado a otro en bici. Siempre. Incluso vuando voy en tren de una ciudad a otra. Lo cual implica pasearse por la estación con mi vehículo rodado a mi vera, sorteando gente sin parar. Algunas veces con mucha prisa. Pueden imaginarse ustedes lo complicado que se ha vuelto el asunto cuando un noventa por ciento de los viajeros van andando sin mirar por dónde andan. Y sí, lo han adivinado, la cabeza gacha y el dedo desfilando por la pantalla blanca.

Situación número tres

Esto es de coña tiene gracia,
pero parece tan real...
La Alhambra de Granada, una de los monumentos más impresionantes de la Tierra. Un regalo para la vista y un trozo de historia que puede uno tocar con sus propias manos. Una ciudad palatina que no me cansaré nunca de visitar. Paseando por los palacios nazaríes me encuentro un señor que sostiene un iPad en alto, y graba un vídeo durante más de una hora (luego lo vi en el Partal de la misma guisa). ¡Ese señor estaba viendo una maravilla a través de una pantalla! ¿Estamos locos?
En los conciertos pasa tres cuartos de lo mismo.

Situación número cuatro

Ayer fui al cine. El primer preestreno al que voy en mi vida. Joder, no sé, se supone algo especial. Y es el cine, leches, que se en teoría la atención debería estar dirigda a la pantalla grande, la de los ruidos que tiene uno delante. Pues no, oye, miles de pantallitas, una en cada butaca, emite su fulgorcito sobre el rostro atontado de alguien.

He aquí el mundo que se nos está empujando a vivir. Se espera de nosotros que estemos todo el día metidos en la red. Hablando a través del Wasapp, compartiendo vídeos y fotografías en Facebook y Tweeter, y si no haces eso, si no pertences a ese colectivo cabalístico, eres un anticuado y un antisocial.
No sé, quizás soy un raro por leer un libro en una sala de espera, o disfrutar de una buena vista en vez de hacerle una foto con el móvil para subirla a alguna red social para que todo el mundo vea lo profundo y aventurero que soy en realidad.


Post data: Y lo irónico de todo esto, es que estas palabras que escribo, las estoy compartiendo en una red social, para que todos veáis lo indignado que puedo llegar a ser. Punto pelota.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Un poco de historia (III)

Ya que he repasado la historia de las ciudades de Utrecht y Maastricht. Ahora la morriña y el deber patrio me obligan a centrarme en mi hogar. La bella ciudad de Granada.

Ilurco.
Fuente: De Arqueología y Patrimonio
En Pinos Puente se encontró un yacimiento de final de la Edad de Bronce, que posteriormente evolucionó hasta ser un poblado denominado Ilurco. También se tiene constancia de un asentamiento argárico en Monachil. Pero el principal indicio de la primera Granada es el oppidum íbero Iturir, que descansaba sobre la colina de San Nicolás, en el margen derecho del río Darro, a mediados del s. VII a.C., que contó con una muralla a partir del siglo VI a.C. A medida que se llegaba al siglo III a.C. pasó a llamarse Iliberri, gobernada por los bastetanos y económicamente dependiente de Cartago. Fueron Amílcar Barca y su yerno Asdrúbal quienes controlaron casi toda la zona del Valle del Guadalquivir durante la Primera Guerra Púnica. Aunque la fiesta se acabó en la Segunda Guerra púnica, cuando los cartagineses recibieron una buena manta palos por parte de los romanos, que entraron a saco en Ilíberis, que pasó a formar parte de la Hispania Ulterior, recibiendo del César el título de Municipium Florentinum Iliberitanum. Plinio el Viejo, ese que murió de asfixia tiempo después cerca de Pompeya, ya hablaba de la existencia del monte Solarius, en la zona fronteriza entre las provincias romanas de Hispania de la Bética y la Tarraconense.  No se sabe qué pasó durante la caída del Imperio Romano en Ilíberis, pero la ciudad contaba con estructura eclesiástica. En tiempos visigóticos, Isidoro de Sevilla hablaba del monte Solorio, ''Monte que brilla antes de la salida del Sol''. Poco después se sabe que la ciudad quedó casi despoblada y carente de relevancia, y así la encontraron los árabes de Tarik y Musa en torno al 711 d.C.

Los árabes establecieron su ciudad, Madinat Ilbira, a los pies de Sierra Elvira. Con la formación de los Reinos de Taifas, la dinastía Zirí tomó posesión de la corona de la ciudad y abandonó Medina Elvira en pos de su nueva ciudad Madinat Garnata, en lo que hoy llamamos el Albaycin, y cuyos muros todavía siguen en pie. Con la llegada de los almorávides se amplió el amurallado de la ciudad, se construyeron varias puertas y el castillo conocido como las Torres Bermejas y los almohades construyeron el Alcázar del Genil y amurallaron los arrabales del este, lo que hoy conocemos como Realejo. Tras la derrota en Navas de Tolosa contra los reyes cristianos del norte, se puso fin a la hegemonía musulmana en la península, pero Granada resistió.
Vista de la ciudad de Granada en el s. XIV
Con la fundación del Reino Nazarí de Granada (que llegó a abarcar lo que hoy son las provincias de Almería, Granada, Ceuta y partes de Málaga y Cádiz), se amurallaron los arrabales del Alabycín y se levantó la ciudad palatina de la Alhambra. El fundador de la dinastía Nazarí fue Muhammad Ibn Yusuf Ibn Nasr, también conocido como Alhamar el Rojo, y fue quien convirtió, tras varias batallas contra Fernando III en el valle del Guadalquivir, el reino en tributario de la corona de Castilla, teniendo que pagar parias para conservar paces de veinte años. A partir de entonces Granada floreció, el pequeño emirato estaba ubicado en un enclave único, fértil y protegido por montañas por todos lados. Incluso la Peste Bubónica o la Pequeña Edad de Hielo apenas se notaron en las faldas de Sierra Nevada. La prosperidad económica y cultural que se vivieron entonces se reflejan en la grandeza de la Alhambra. La integridad del reino se veía amenazada tanto por conflictos políticos internos como por incursiones por parte de los cristianos. El principio del fin le sobrevino a Granada con la unión de los reinos de Castilla y Aragón en 1469.

En Granada se desató entonces una guerra civil intestina entre los partidaros de Muley Hacén y su hermano El Zagal, y los partidarios de Boabdil, hijo de Muley Hacén, quien fue secuestrado por Fernando el Católico, provocando una tregua que inició otro vasallaje al reino cristiano.
Rendición de Granada, más o menos a la altura de la calle
Pedro Antonio. Los Reyes Católicos, a la derecha, Boabdil,
a la izquierda, a punto de llorar a moco tendido
por el tesoro que estaba cediéndoles a los cristianos.
Sin embargo en 1484, los reyes católicos pusieron la ciudad bajo asedio, acampados los cristianos en Santa Fe. Se cuenta que, tras la muerte de Muley Hacén en 1485, fue enterrado en el pico más alto de Sierra Nevada, al parecer a petición suya, para estar lo más lejos posible de las necedades del ser humano.Tras años de intrigas y negociaciones, se firmaron las Capitulaciones de Granada en 1491, y unos meses después, Boabdil entregó las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos, y se fue a las Alpujarras, feudo que se le había sido concedido según las capitulaciones. El tema de si se dio la vuelta para mirar y la sultana Aixa hizo un comentario un tanto machista al respecto de la guerra de Granada, se supone que es una leyenda.
Las cosas en Granada no parecían ir mal, al principio se les concedió a los granadinos seguir practicando el Islam, pero con el tiempo las conversiones forzosas y la Inquisición hicieron lo propio, ocasionando violentas revueltas en torno al 1500, hecho que los reyes aprovecharon para anular la validez de las capitulaciones y expulsar a los moriscos, reteniendo a los que quedasen en el gueto de Bib-Rambla.
La ciudad, tal y como la dejaron en 1613.
Los cristianos construyeron también sus maravillas, como el conjunto catedralicio o el Hospital Real. La Alhambra fue respetada como la maravilla que es, con una excepción; se derrumbaron unos pabellones para la construcción del Palacio de Carlos V en 1527. Aún así, existía esa obsesión por extirpar el Islam de la ciudad de Granada, demoliendo mezquitas o transformándolas en inglesias, ensanchando calles y abriendo grandes plazas, de manera que la ciudad entera en obras (esto a algunos les sonará tela marinera).
Entonces vino el declive auténtico de una ciudad esplendorosa; plagas y terremotos empeoraron una situación ya de por sí retrógrada, pues la seda y las técnicas de regadío se fueron con los musulmanes. La horrenda situación económica (guiño guiño) dio lugar a revueltas en 1648. El censo de población en 1715 era de menos de 40000 personas.
Continuará en otra entrega más adelante.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Un poco de historia (II)

El Castrum de Mosae Trajectum
Maastricht es la ciudad más antigua de todos los Países Bajos. Se han encontrado restos al oeste de la ciudad que datan del Paleolítico entre ocho y veinticinco mil años de antigüedad. Después de eso lo siguiente que se supo es que los celtas vivieron por allí quinientos años antes de que los romanos llegasen a imponer lo suyo y construyesen un castro amurallado y un puente de madera que fue el nexo más importante entre la ciudad de Colonia y la de francesa Bavay. Dicho puente dio nombre a la ciudad propiamente, Mosae Trajectum, que más tarde se adaptaría al nombre que todos conocemos. Por desgracia, dicho puente colapsó en el año mil doscientos setenta y cinco por culpa de una procesión, matando cuatrocientas almas. Su reemplazo aún hoy día sigue en pie, y fue construido cinco años más tarde un poco más al norte que el antiguo, y tardó ocho años en construirse. La leyenda dice que San Servatio, de origen armenio, Obispo de Tongeren, murió en Maastricht en el año 384 después de Cristo y fue enterrado en una de las vías fuera del castro, y este señor dio nombre tanto al puente como a la iglesia que erigió uno de sus sucesores, el Obispo Monulph en el 570. Hoy día la Basílica de San Servatio.
De izquierda a derecha: Iglesia de San
Juan, Basílica de San Servatio y en
primer plano, la Basílica de la Estrella
del Mar.

Durante la Edad Media, Mastrique, Aquisgrán y Lieja eran el núcleo principal del Imperio Carolingio, y tras la caída del mismo se cree que cayó (por supuesto) en manos de los Francos de la dinastía Merovingia. Poco después fue capital del Ducado de la Baja Lorena durante un breve periodo de tiempo. Fue en torno al 1200 que se construyó la Iglesia protestante de San Juan, casi pared con pared con la Basílica de San Servatio, la torre roja y alta que domina la plaza de Vrijthof. En aquellos tiempos se ejercía sobre la ciudad un dominio dual, por un lado los Príncipes-Obispo de Lieja y por otro los Duques de Brabante, la primera línea de murallas defensivas se construyó entonces.
En el s. XIV se construyó otra de las iglesias de Maastricht que apunta sus afiladas torres al cielo; La románica basílica de Nuestra Señora, también conocida como Basílica de la Estrella de los Mares. Se cree que fue construida sobre un templo romano dedicado a Júpiter, cuando Maastricht era aún un simple castro.

Primer Sitio de Maastricht, 1579.
Durante la guerra de los ochenta años, Mastrique se mantuvo fiel a los rebeldes, pero los Tercios españoles del Duque de Parma, Alejandro Farnesio pusieron la ciudad bajo asedio en 1579, para tomar la ciudad. Dividiendo el ataque en dos frentes, uno a cada lado del Mosa. Las tropas españolas construían túneles bajo los muros para reventarlos. La valiente resiliencia de los defensores le costaron a don Alejandro más de una mala tarde, y el asedio se prolongó cuatro meses. Lope de Vega puso en boca de Don Alejandro lo siguiente, en su teatro Asalto a Mastrique:

... abrase el fuego los flamencos yelos
hasta que se reduzga al Rey su tierra.

Los soldados españoles, cabreados como es natural, pasaron a cuchillo la ciudad entera una vez capturada, y saquearon sin piedad hasta que el Duque en persona tuvo que poner fin a la barbarie.
La ciudad siguió en manos españolas hasta 1632, cuando Federico Enrique de Orange Nassau (Hijo de Guillermo, el que no sonreía ni para los cuadros), recuperó Mastrique tras un asedio de cuarenta días.

Segundo Sitio de Maastricht, 1672
Como recordarán vuestras mercedes, en 1672 los franceses e ingleses vinieron dando guerra, literalmente, y sometieron a asedio Mastrique, que era defendida por holandeses y españoles, capturando la ciudad con relativa facilidad (Siendo los franceses unos cuarenta mil efectivos contra las seis mil almas que defendían la plaza). Las tropas francesas fueron capitaneadas por D'Artagnan (el de verdad, no la ficción de Alejandro Dumas), capitán de los Mosqueteros, muriendo durante el asalto a los muros. La ciudad volvió a manos holandesas en 1679, gracias al tratado de Nimega.


Me comeré esa stroopwafel
a cualquier precio.

Napoleón Bonaparte, causa del
cuarto asedio a Maastricht.
Durante la Guerra de Sucesión Austriaca, las fuerzas francesas bajo el mando de Maurice de Saxe, asedió Mastrique en las últimas semanas de campaña, en 1748. Se cedió entonces la ciudad a los Países Bajos Austriacos.
En 1764, el teniente Jean Baptiste Drouin encontró en el Monte Sint Pieter  los primeros restos del Mosasaurio, una especie de cocodrilo gigantesco que vivió en el periodo Cretácico.
Y fue en 1794 cuando un señor bajito y con muchas ganas de dar por saco, decidió que era Emperador y que tenía que quedarse con Europa entera, y los Países Bajos Austríacos eran de sus primeras adquisiciones.

Tras la era napoleónica, Mastrique pasó a fomar parte del Reino Unido de los Países Bajos en 1815. Entonces otra guerra comenzó, interina esta vez. Las provincias del sur quisieron independizarse de las del norte y unirse a Bélgica, y las tropas del norte ocuparon (una vez más) la ciudad, que siguió fiel al rey. A pesar de este hecho, los oriundos de Mastrique siempre se han sentido más afines con los belgas o con los alemanes que con los neerlandeses, y eso se nota hasta hoy día.
Hans, somos unos genios destrozando
cosas. ¿Verdad que ja?
Cuando estalló la primera guerra mundial, los Países Bajos permanecieron neutrales pero Bélgica no, y muchos refugiados cruzaron la frontera para resguardarse del horror que se desató en 1914.
No hubo tanta suerte en la Segunda Guerra Mundial. En Mayo de 1940, los alemanes tomaron Maastricht en una batalla que podría considerarse como el quinto y último asedio a la ciudad del Mosa. El ataque vino del norte, en Borgharen y el oeste en Gulpen. Durante la batalla los tres puentes fueron destruidos y 50 soldados holandeses fueron muertos. La ciudad fue liberada cuatro años más tarde por las fuerzas aliadas, siendo la primera ciudad neerlandesa en librarse del yugo nazi.

Pero no todo fueron guerras y asedios. En 1992, se firmó el tratado homónimo, pilar principal de la Unión Europea, y de nuestra cada vez más devaluada moneda. Por lo demás es sin lugar a dudas la ciudad más hermosa  y alegre del país.En el que el sol brilla más a menudo de lo normal, la gente bebe cerveza como los belgas y celebran carnavales como los gaditanos y los campos verdes pueden ser recorridos en bicicleta hasta llegar a fronteras con dos países distintos. Permita Dios que sus muros aguanten mil años más.

martes, 19 de noviembre de 2013

Dos ruedas y un manillar

Nota mental: Vintage significa vendimia.
Una de las particularidades holandesas que comparto es su pasión por moverse en bicicleta a todos lados. Para un ciclista, este país es un paraíso donde los haya, con su carril bici por todos lados, sin necesidad de jugarte la vida en la carretera, con autobuseros y gente loca en coches. El único inconveniente es que el carril bici se comparte con las motos, y eso puede llegar a ser un problema dependiendo del colectivo social con que uno se encuentre.
(Casi) siempre he tenido una bici en la que apoyar el culo y moverme por ahí, y a cada una la bauticé con un nombre como si de un buque o una astronave se tratase (más bien lo segundo que lo primero).

BH California (~1989 - ~1995)

La primera bicicleta en la que hice de las mías tendría ruedines y yo tendría dientes de leche. Era una BH california roja super hortera a la cual no le puse nombre. No recuerdo mucho de ella salvo detalles puntuales y el ruidazo que hacía con los ruedines en las losetas estriadas.


El Lizard (1994 - ~1997)

Es que lo petaba. (Foto: Labeache).
La primera bicicleta que fue mi buque insignia e inseparable compañera de aventuras y correrías fue una BH ''Bicicross'' color verde que bauticé como Lizard (Quizás por el color). Tenía un asiento rarísimo, como puede apreciarse en la imagen, y en la parte trasera del mismo tenía un reflector rojo. La amortiguación en la horquilla delantera era una delicia. Tenía once ricos años por aquel entonces.


El Buitre de Acero (~1997 - 2007)

Las piernas me fueron creciendo y pronto el Lizard se quedó pequeño, y muy a mi pesar fue revendido para dar lugar a una bicicleta un poco más de adulto y del mismo color. Era una bicicleta de montaña y me duró hasta bien entrados mis años de universidad, cuando fue robada de manera miserable, por circunstancias de las cuales no quiero acordarme. Lo bauticé como el Buitre de Acero en honor (supongo yo) de la extraña aeronave homónima. No dispongo de imagen ninguna del Buitre, ni he encontrado ningún modelo similar por ahí.

La Enterprise (Enero 2006 - Agosto 2011)

Era una belleza.
La mejor que tuve hasta el momento. Una Gitane Mississippi, híbrida, es decir, medio de paseo medio deportiva. Con amortiguación en la horquilla delantera y en el sillín. Dinamo y luces incorporadas. El nombre, obviamente le vino por la nave del Capitán Kirk, de la serie conocida por la mayoría, a la cual yo me había enganchado por aquel entonces. Una nefasta tarde de agosto de 2011, fue secuestrada, al tenerla yo encadenada en la calle. Nunca más la volví a ver.





El Don Blas de Lezo ( Octubre 2008 - ~Marzo 2009)

Muy puteada.
Estuvo conmigo diez meses en Albión, y apenas llegué a usarla diez veces. Le puse el nombre por un almirante español del s. XVIII que le metió varias palizas al inglés.
Se la compré a un señor que vendía bicicletas de segunda mano, y que posteriormente averigüé que se dedicaba a robar en Derby y vender en Loughborough y viceversa.
Pasó sin pena ni gloria la pobre bicicleta. Fue coetánea con la Enterprise pero claro, en países distintos. La vendí a una compañera que la necesitaba más que yo.


El Ave de Presa (2011 - 2012)

Le pinté runas klingon en el cuadro, quedó horrible.
Fue una buena bicicleta el tiempo que duró. La compré por un precio razonable en una tienda de segunda mano de un pueblecito al sur de Maastricht que se llama Gronsveld. Era horrible, de un marrón diarreico y un poco oxidada. Tras una capa de pintura verde y negra tenía ya otras pintas. Era ligerísima, eso sí, aunque con el tiempo comenzó a mostrar fallos de diseño o de conservación, hasta que la rueda trasera fue destruida debido a lo debilitados que tenía los radios. El intento de reemplazar la rueda dañada fue fallido, ya que era una bicicleta antigua y el sistema de cambios no se adaptaba bien. Terminó de manera similar a la Enterprise, pero compadezco a aquel desgraciado que se la llevó.


El Armadillo (Enero de 2013 - Marzo de 2013)

La pintura negra mate era muy bonita. (Foto: RRuyz)
Primera bicicleta plegable que he montado en mi vida. Era una b.fold 3, oriunda del Decathlon. El nombre le vino obviamente por su geometría variable. Fue un regalo de reyes de mi familia y la verdad es que no estaba tan mal el tiempo que la tuve en España. El problema vino cuando fue expuesta al húmedo clima holandés. Las juntas se oxidaron en cuestión de días, y era cada vez más difícil plegarla y desplegarla. La cadena también se oxidó y hacía ruidos extraños, y eso que ni siquiera contaba con cambios. Al final hubo que ir a un Decathlon holandés y cambiarla por su precio original, donde descubrimos que estaba descatalogada desde hacía algún tiempo. La triste y lenta historia del Armadillo apenas duró tres meses.

El Albatros (Marzo 2013 - Presente)

No, no soy dueño de un campo de maíz. 
Con el dinero que conseguí a cambio del Armadillo, fui corriendo a una oferta en la tienda holandesa Halford's en la que vendían una bicicleta plegable easy rider de calidad claramente superior. Y así obtuve el Albatros, que es mi vehículo actual. Es posiblemente la mejor bicicleta que he tenido hasta ahora. Es sólida como una roca, sin embargo pesa doce kilogramos de nada. Tiene transportín y marchas, y Raquel me regaló una patilla de manufactura alemana que le durará siglos. El nombre no tengo claro de dónde salió, quizás por Julio Verne, quizás por su color, o quizás por los cómics de Yoko Tsuno. Espero que me dure más que todas sus predecesoras juntas, porque le he cogido muchísimo cariño.

sábado, 16 de noviembre de 2013

El invierno acechante

Y cae el Sol como el plomo, tan pronto que ni has acabado el vino de sobremesa, y lo hace a través de las nubes grises y densas como espuma en un mar embravecido. Y a la mañana siguiente hace tanto frío que se te forma hielo en las barbas al respirar, y está oscuro como medianoche. La niebla te vela el camino y las débiles luces que pretenden iluminar el mismo. La misma niebla se arrastra por las aguas de los canales como fantasmas de antiguos guerreros preparando una emboscada, mosquete al hombro y pendientes de la mecha. El hielo se forma sobre las hojas y las telarañas en las frías mañanas, cuando el Sol digna asomar su orondo perfil otra vez tras el manto blanco.
La próxima vez que escriba, posiblemente lo haga entre las nieves del invierno.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Un poco de historia

Así era de bonica. No como ahora. Estos holandeses
se lo cargan todo.
Nunca he hablado de Utrecht.
Esta ciudad fue fundada en el año 47. Bueno, lo que se dice fundada... más bien fue que un grupo de romanos construyeron una fortaleza, bajo las órdenes del entonces emperador Tiberio Claudio César Augusto Germánico, que quiso establecer una línea defensiva a lo largo del Rin. En ese mismo año, Plinio el Viejo marchaba a darse de  tortas con los Germanos.
Dicha fortaleza fue bautizada como Ultra Trajectum, y con el tiempo derivó simplemente en Traiectum, la U se la añadieron los holandeses mucho después (Uut significa "río abajo" en holandés antiguo). Albergaba una cohorte de unas quinientas almas, y con el tiempo se fueron adhiriendo sustratos de comerciantes, caldereros y artesanos en general.
El Dom, todavía entero. Un día
llegó un tornado y separó la torre
del resto de la nave. 
Con el tiempo los romanos se fueron lo que se dice dejando y los bárbaros germanos terminaron considerando el traspaso de tierras a hachazo limpio. Poco se sabe de esa época de lo que pasaba alrededor del Oudegratch, pero se cree que eventualmente pasó a manos de los Francos. También alrededor del s. VII un misionero de Northumbria que se llamaba Willibrord llegó y estableció aquellas tierras como cristianas en nombre del Papa, y autoinvistiéndose como Obispo. Se construyó entonces la primera iglesia, predecesora de la arquitectónicamente infame Catedral de Utrecht, o como la cononcen éstos, el Dom, que se completó en 1420. Ya entonces Utrecht formaba parte del Sacro Imperio Romano Germánico, y fue en 1528 cuando Carlos I de España y V de Alemania, su Cesárea Majestad, tomó posesión de todas estas tierras y se convirtió en Señor de las Diecisiete Provincias, construyéndose su inexpugnable castillo en mitad de la ciudad, el Vredenburg. Y ahí se empezó a formar el lío.

"Guillermo, ya sé que estás
cabreado con los españoles
y todo eso, pero ¿no podrías
sonreír un poquito para el
cuadro, por favor?'' dijo
Anthonis Mor van Dashorst.
En 1579 los holandeses dijeron algo así como ''Ya nos tienen hasta el pito con tanta tontería, vamos a echar a los españoles y nos quedamos con esta tierra, que de tanto ser invadidos se nos va a olvidar que es nuestra''. La "Unión de Utrecht" fue el germen de la República Holandesa. No hubo, sin embargo, batallas aquí durante la Guerra de los Ochenta Años. Conoció eso sí, la mala baba anglo-gabacha en 1672, cuando fue invadida en lo que los holandeses llaman "El año del desastre". En aquella época éramos ya aliados de la República Holandesa, y dimos leña a los franceses codo con codo con los Orange-Nassau.

Fue en Utrecht, en 1713 donde se firmó el tratado homónimo, por todos conocido, en el que además de poner fin a la Guerra de Sucesión Española, nos hizo perder Gibraltar y Menorca en favor del inglés. Entonces pasaron doscientos y pico años en que nadie invadió los Países Bajos y Utrecht fue creciendo en barrios, hasta claro, la II Guerra Mundial, en la cual la ciudad fue capturada (entre muchas otras) por los obstinados teutones, y liberada unos años después por los canadienses.
Tras la guerra Utrecht se expandió aún más para ser la vasta planicie industrializada que es hoy día. El centro dominado por el estilo brutalista y constantemente en obras, como es tradición entre estas gentes.