Contaba yo poco con la compasión de los holandeses, pero al fin, y gracias a la buena voluntad de unos y a la insistencia incondicional de otra, parece ser que se me readmite en el Máster de Utrecht.
Gracias a tí, que me apoyaste y empujaste a ello, en deuda quedo pues, contigo, con tu constancia y tu buen hacer. Pido perdón por mi tozudez y ocasionales fallos ante el desánimo.
Mapa de Utrecht que encontré por ahí. |
La noticia ha sido bien recibida y démosle gracias a la diosa Fortuna por hacer a los holandeses caer en razón y no ser de su pueblo. A tenor de este cauce de acontecimientos debo pues partir sin demora hacia allá, pues tengo que presentarme ante la burocracia de turno a desdoblarles delante de las narices toda documentación habida y por haber para que la copien por triplicado, la lean, la guarden, la pierdan, la encuentren, la vuelvan a leer, la destruyan, la reconstruyan, me pidan perdón por ello y luego me la vuelvan a pedir. Y todo por el módico precio de unos cien maravedís sin contar costes de transporte, dietas y las molestias. En fin, qué le vamos a hacer, las cosas en las Españas tampoco están para tirar cohetes, y aquí te piden la calderilla hasta por llevar suelas nuevas.
Bueno, a lo que iba. No soy bueno con las despedidas, de modo que hasta la próxima. Cuídensemelé vuesas mercedes.
Uno que tira para Flandes.