miércoles, 11 de diciembre de 2013

Esto va de mal en peor

Las grandes aglomeraciones de gente son un fastidio, es cierto, pero en este siglo nuestro que es el veintiuno, algo las ha empeorado si cabe aún más. Los smartphones. Odioso término para algo tan tonto.
Estos aparatos han revolucionado la manera en que usamos internet hasta el punto de perder el contacto con el mundo que nos rodea. Tuve uno hace tiempo y puedo dar fe de lo que digo, y lo digo porque los sucesos que relataré, también me pasaron a mí.

Situación número uno

Autobús Universitario de la ciudad de Utrecht, ocho de la mañana. Todo el mundo va a clase y el asunto está petado. TODOS tienen la cabeza inclinada hacia la fulgurante pantalla de su smartphone y juegan a juegos de burbujitas o teclean sin parar en una pantalla táctil a una velocidad vertiginosa. Una vez vi a un chaval leyendo Dune, de Frank Herbert, y tuve que contenerme para ir y darle un abrazo.

Situación número dos

Éstos por lo menos no muerden, de
momento.
Vuestras mereces saben que yo voy de un lado a otro en bici. Siempre. Incluso vuando voy en tren de una ciudad a otra. Lo cual implica pasearse por la estación con mi vehículo rodado a mi vera, sorteando gente sin parar. Algunas veces con mucha prisa. Pueden imaginarse ustedes lo complicado que se ha vuelto el asunto cuando un noventa por ciento de los viajeros van andando sin mirar por dónde andan. Y sí, lo han adivinado, la cabeza gacha y el dedo desfilando por la pantalla blanca.

Situación número tres

Esto es de coña tiene gracia,
pero parece tan real...
La Alhambra de Granada, una de los monumentos más impresionantes de la Tierra. Un regalo para la vista y un trozo de historia que puede uno tocar con sus propias manos. Una ciudad palatina que no me cansaré nunca de visitar. Paseando por los palacios nazaríes me encuentro un señor que sostiene un iPad en alto, y graba un vídeo durante más de una hora (luego lo vi en el Partal de la misma guisa). ¡Ese señor estaba viendo una maravilla a través de una pantalla! ¿Estamos locos?
En los conciertos pasa tres cuartos de lo mismo.

Situación número cuatro

Ayer fui al cine. El primer preestreno al que voy en mi vida. Joder, no sé, se supone algo especial. Y es el cine, leches, que se en teoría la atención debería estar dirigda a la pantalla grande, la de los ruidos que tiene uno delante. Pues no, oye, miles de pantallitas, una en cada butaca, emite su fulgorcito sobre el rostro atontado de alguien.

He aquí el mundo que se nos está empujando a vivir. Se espera de nosotros que estemos todo el día metidos en la red. Hablando a través del Wasapp, compartiendo vídeos y fotografías en Facebook y Tweeter, y si no haces eso, si no pertences a ese colectivo cabalístico, eres un anticuado y un antisocial.
No sé, quizás soy un raro por leer un libro en una sala de espera, o disfrutar de una buena vista en vez de hacerle una foto con el móvil para subirla a alguna red social para que todo el mundo vea lo profundo y aventurero que soy en realidad.


Post data: Y lo irónico de todo esto, es que estas palabras que escribo, las estoy compartiendo en una red social, para que todos veáis lo indignado que puedo llegar a ser. Punto pelota.

1 comentario:

  1. Jum.. lo de los conciertos lo he vivido. Era de los que iba al concierto y no paraba de echar fotos. Un día me di cuenta de lo que dices... y dejé de hacerlo. Si acaso hecho un par de fotos en momentos puntuales, y fin.

    En cuanto a lo demás... bueno, lo de la calle lo hago con relativa frecuencia desde que tengo mi móvil con 3G y tal. Y no siempre es vicio o... no sé, llámalo X. Muchas veces estoy leyendo cosas importantes.

    ...por lo que no he pasado, ni pasaré, es el tema del cine/maravilla de turno. Pagar para estar luego con el móvil on fire!? No gracias.

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