jueves, 23 de febrero de 2012

Por fin

Vive Dios que no ha sido el primero de los porfines ni será el último, pero parece que es el por fin que dará inicio al fin de un proceso que parece que no se terminará nunca, ni aún ahogando a los (ir)responsables en el Mar Menor, soltando burbujas como cabrones. Hablo del proceso de matriculación en la todopoderosa UU, la madre que los parió, están dando más problemas que una escopeta hecha de carne de membrillo. Al parecer no soy efectivo como estudiante de la universidad hasta que esté registrado como ciudadano en el ayuntamiento de Utrecht (el cual por cierto es más feo que pegarle a un padre con un Land Rover). Pero al parecer es una cosa que ni ellos entienden, a pesar de que lo han dispuesto así, y tras dimes y diretes entre ellos por doquier, me las veo y me las deseo para terciar entre los del admissions office y los del studenten services (que los muy hideputas no abren hasta las once de la mañana), hasta los higadillos de hacer de recadero.

Pero al fin es oficial, es decir, esta mañana pude recoger la carta en la que oficialmente se me comunicaba la legalidad de mi estancia en Utrecht. Al menos parece que el correo sí que funciona. Eso y que ya tengo la rabo-tarjeta de Rabo-Bank. Cierra España y Santiago.

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