sábado, 16 de noviembre de 2013

El invierno acechante

Y cae el Sol como el plomo, tan pronto que ni has acabado el vino de sobremesa, y lo hace a través de las nubes grises y densas como espuma en un mar embravecido. Y a la mañana siguiente hace tanto frío que se te forma hielo en las barbas al respirar, y está oscuro como medianoche. La niebla te vela el camino y las débiles luces que pretenden iluminar el mismo. La misma niebla se arrastra por las aguas de los canales como fantasmas de antiguos guerreros preparando una emboscada, mosquete al hombro y pendientes de la mecha. El hielo se forma sobre las hojas y las telarañas en las frías mañanas, cuando el Sol digna asomar su orondo perfil otra vez tras el manto blanco.
La próxima vez que escriba, posiblemente lo haga entre las nieves del invierno.

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