Ya que he repasado la historia de las ciudades de Utrecht y Maastricht. Ahora la morriña y el deber patrio me obligan a centrarme en mi hogar. La bella ciudad de Granada.
En Pinos Puente se encontró un yacimiento de final de la Edad de Bronce, que posteriormente evolucionó hasta ser un poblado denominado Ilurco. También se tiene constancia de un asentamiento argárico en Monachil. Pero el principal indicio de la primera Granada es el oppidum íbero Iturir, que descansaba sobre la colina de San Nicolás, en el margen derecho del río Darro, a mediados del s. VII a.C., que contó con una muralla a partir del siglo VI a.C. A medida que se llegaba al siglo III a.C. pasó a llamarse Iliberri, gobernada por los bastetanos y económicamente dependiente de Cartago. Fueron Amílcar Barca y su yerno Asdrúbal quienes controlaron casi toda la zona del Valle del Guadalquivir durante la Primera Guerra Púnica. Aunque la fiesta se acabó en la Segunda Guerra púnica, cuando los cartagineses recibieron una buena manta palos por parte de los romanos, que entraron a saco en Ilíberis, que pasó a formar parte de la Hispania Ulterior, recibiendo del César el título de
Municipium Florentinum Iliberitanum. Plinio el Viejo, ese que murió de asfixia tiempo después cerca de Pompeya, ya hablaba de la existencia del monte Solarius, en la zona fronteriza entre las provincias romanas de Hispania de la Bética y la Tarraconense. No se sabe qué pasó durante la caída del Imperio Romano en Ilíberis, pero la ciudad contaba con estructura eclesiástica. En tiempos visigóticos, Isidoro de Sevilla hablaba del monte Solorio,
''Monte que brilla antes de la salida del Sol''. Poco después se sabe que la ciudad quedó casi despoblada y carente de relevancia, y así la encontraron los árabes de Tarik y Musa en torno al 711 d.C.
Los árabes establecieron su ciudad,
Madinat Ilbira, a los pies de Sierra Elvira. Con la formación de los Reinos de Taifas, la dinastía Zirí tomó posesión de la corona de la ciudad y abandonó Medina Elvira en pos de su nueva ciudad
Madinat Garnata, en lo que hoy llamamos el Albaycin, y cuyos muros todavía siguen en pie. Con la llegada de los almorávides se amplió el amurallado de la ciudad, se construyeron varias puertas y el castillo conocido como las Torres Bermejas y los almohades construyeron el Alcázar del Genil y amurallaron los arrabales del este, lo que hoy conocemos como Realejo. Tras la derrota en Navas de Tolosa contra los reyes cristianos del norte, se puso fin a la hegemonía musulmana en la península, pero Granada resistió.
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Vista de la ciudad de Granada en el s. XIV |
Con la fundación del Reino Nazarí de Granada (que llegó a abarcar lo que hoy son las provincias de Almería, Granada, Ceuta y partes de Málaga y Cádiz), se amurallaron los arrabales del Alabycín y se levantó la ciudad palatina de la Alhambra. El fundador de la dinastía Nazarí fue Muhammad Ibn Yusuf Ibn Nasr, también conocido como
Alhamar el Rojo, y fue quien convirtió, tras varias batallas contra Fernando III en el valle del Guadalquivir, el reino en tributario de la corona de Castilla, teniendo que pagar parias para conservar paces de veinte años. A partir de entonces Granada floreció, el pequeño emirato estaba ubicado en un enclave único, fértil y protegido por montañas por todos lados. Incluso la Peste Bubónica o la Pequeña Edad de Hielo apenas se notaron en las faldas de Sierra Nevada. La prosperidad económica y cultural que se vivieron entonces se reflejan en la grandeza de la Alhambra. La integridad del reino se veía amenazada tanto por conflictos políticos internos como por incursiones por parte de los cristianos. El principio del fin le sobrevino a Granada con la unión de los reinos de Castilla y Aragón en 1469.
En Granada se desató entonces una guerra civil intestina entre los partidaros de Muley Hacén y su hermano El Zagal, y los partidarios de Boabdil, hijo de Muley Hacén, quien fue secuestrado por Fernando el Católico, provocando una tregua que inició otro vasallaje al reino cristiano.
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Rendición de Granada, más o menos a la altura de la calle
Pedro Antonio. Los Reyes Católicos, a la derecha, Boabdil,
a la izquierda, a punto de llorar a moco tendido
por el tesoro que estaba cediéndoles a los cristianos. |
Sin embargo en 1484, los reyes católicos pusieron la ciudad bajo asedio, acampados los cristianos en Santa Fe. Se cuenta que, tras la muerte de Muley Hacén en 1485, fue enterrado en el pico más alto de Sierra Nevada, al parecer a petición suya, para estar lo más lejos posible de las necedades del ser humano.Tras años de intrigas y negociaciones, se firmaron las Capitulaciones de Granada en 1491, y unos meses después, Boabdil entregó las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos, y se fue a las Alpujarras, feudo que se le había sido concedido según las capitulaciones. El tema de si se dio la vuelta para mirar y la sultana Aixa hizo un comentario un tanto machista al respecto de la guerra de Granada, se supone que es una leyenda.
Las cosas en Granada no parecían ir mal, al principio se les concedió a los granadinos seguir practicando el Islam, pero con el tiempo las conversiones forzosas y la Inquisición hicieron lo propio, ocasionando violentas revueltas en torno al 1500, hecho que los reyes aprovecharon para anular la validez de las capitulaciones y expulsar a los moriscos, reteniendo a los que quedasen en el gueto de Bib-Rambla.
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La ciudad, tal y como la dejaron en 1613. |
Los cristianos construyeron también sus maravillas, como el conjunto catedralicio o el Hospital Real. La Alhambra fue respetada como la maravilla que es, con una excepción; se derrumbaron unos pabellones para la construcción del Palacio de Carlos V en 1527. Aún así, existía esa obsesión por extirpar el Islam de la ciudad de Granada, demoliendo mezquitas o transformándolas en inglesias, ensanchando calles y abriendo grandes plazas, de manera que
la ciudad entera en obras (esto a algunos les sonará tela marinera).
Entonces vino el declive auténtico de una ciudad esplendorosa; plagas y terremotos empeoraron una situación ya de por sí retrógrada, pues la seda y las técnicas de regadío se fueron con los musulmanes. La horrenda situación económica (guiño guiño) dio lugar a revueltas en 1648. El censo de población en 1715 era de menos de 40000 personas.
Continuará en otra entrega más adelante.